La nuestra es una pequeña historia de emprendeduría, llena de esfuerzo, dedicación y superación.
Los orígenes:
Don Jaume Almirall Olivella nació en 1926 en Vilafranca del Penedés. A los 5 años la familia se trasladó a vivir a Sant Sadurní d’Anoia.
Su padre, carretero y agricultor de profesión, consiguió el arrendamiento de un viñedo en el paraje de «Les Rovires», se dedicó a su cultivo y empezó la elaboración de vino en la pequeña bodega sita en los bajos de la casa de la calle Diputació donde residían.
Las primeras botellas de cava:
En 1950 el joven y emprendedor Jaume realizó su primer tiraje de cava usando vino de la cosecha propia. El oficio lo había aprendido en las cavas Gramona, donde trabajó desde la finalización de sus estudios hasta finales de los años 70′. Durante todos estos años compaginó su jornada laboral con el cultivo de las viñas y la actividad creciente de su propia cava.
La consolidación de una pequeña cava:
En 1980 la elaboración de cava en su pequeña bodega había tomado tal dimensión que tuvo que dedicarse por completo a ella.
Esta pujanza fue posible gracias a la colaboración y esfuerzo imprescindibles de su esposa Pilar, con quien se había casado en 1958, y quien hizo posible compatibilizar el cuidado de la familia con 5 hijos y la incipiente cava.
El reconocimiento del trabajo bien hecho:
Lo que empezó como un pequeño complemento de la actividad vitivinícola de la familia, en pocos años se convirtió en su actividad principal.
El pequeño círculo de primeros clientes-amigos se fue ampliando y extendiendo poco a poco, y así fue como botellas elaboradas en aquella pequeña bodega familiar llegaron a todos los rincones de Catalunya y de España, y algunas han viajado por casi todo el mundo, llegándose a destapar incluso en Shanghai.
El presente:
Hoy, la tercera generación continuamos cultivando el viñedo de nuestro abuelo y seguimos elaborando el cava con la pasión y los valores que nos ha sabido transmitir nuestro padre, siguiendo su ejemplo y las experiencias vividas en la bodega familiar desde nuestra infancia. En esencia el proceso continua siendo el mismo que en aquel lejano 1950, habiéndolo adaptado a los avances técnicos para facilitar todas las operaciones más pesadas y mejorado la seguridad de las operaciones manuales.
Una pequeña historia que ha sido posible gracias a la fidelidad y estima de todos los clientes y amigos que nos han acompañado durante todos estos años, el mejor reconocimiento al esfuerzo y la dedicación de Jaume y Pilar, y el impulso para seguir haciendo historia.